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15.10.12

Bécquer: “La poesía es el sentimiento” [Fragmentos de la segunda carta literaria a una mujer]

... por lo que a mí toca, puedo asegurarte que cuando siento no escribo. Guardo, sí, en mi cerebro escritas, como en un libro misterioso, las impresiones que han dejado en él su huella al pasar. Estas ligeras y ardientes hijas de la sensación duermen allí agrupadas en el fondo de mi memoria hasta el instante en que, puro, tranquilo, sereno y revestido, por decirlo así, de un poder sobrenatural, mi espíritu las evoca, y tienden sus alas transparentes, que bullen con un zumbido extraño, y cruzan otra vez por mis ojos como en una visión luminosa y magnífica.
Entonces no siento ya con los nervios que se agitan, con el pecho que se oprime, con la parte orgánica y material que se conmueve al rudo choque de las sensaciones producidas por la pasión y los afectos. Siento, sí, pero de una manera que puede llamarse artificial; escribo como el que copia de una página ya escrita; dibujo como el pintor que reproduce el paisaje que se dilata ante sus ojos y se pierde entre la bruma de los horizontes.

Todo el mundo siente. Solo a algunos seres les es dado el guardar como un tesoro la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que estos son los poetas. Es más: creo que únicamente por esto lo son.
[...]
La poesía es el sentimiento; pero el sentimiento no es más que un efecto, y todos los efectos proceden de una causa
más o menos conocida. ¿Cuál lo será? ¿Cuál podrá serlo de este divino arranque de entusiasmo, de esta vaga y melancólica aspiración del alma, que se traduce al lenguaje de los hombres por medio de sus más suaves armonías, sino el amor?

Sí, el amor es el manantial perenne de toda poesía, el origen fecundo de todo lo grande, el principio eterno de todo lo bello; y digo el amor porque la religión, nuestra religión sobre todo, es un amor también, es el amor más puro, más hermoso, el único infinito que se conoce, y solo a estos dos astros de la inteligencia puede volverse el hombre cuando desea luz que alumbre en su camino, inspiración que fecundice su vena estéril y fatigada.
El amor es la causa del sentimiento; pero... ¿qué es el amor?
[...]
Algunos días, solo algunos, y te lo juro, te hablaré del amor,
a riesgo de escribir un millón de disparates.

–¿Por qué tiemblas? –dirás sin duda–. ¿No hablan de él a cada paso gentes que ni aun lo conocen? ¿Por qué no has de hablar tú, tú que dices que lo sientes?
¡Ay! Acaso por lo mismo que ignoran lo que es, se atreven a definirlo. ¿Vuelves a sonreírte?... Créeme: la vida está llena de estos absurdos.


Gustavo Adolfo Bécquer, “Cartas literarias a una mujer, II”, Obras completas Edición, introducción y notas de Joan Estruch Tobella Madrid: Ediciones Cátedra (Bibliotheca Avrea), 2004

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